El documental que volvió a poner en agenda el tratamiento de residuos en Mar del Plata

Descartados es una producción de Qué Digital, el medio que forjó una identidad a fuerza de hacer periodismo.
Noticias de Mar del Plata. El documental que volvió a poner en agenda el tratamiento de residuos en Mar del Plata

Que Digital, el medio de noticias de Mar del Plata, cumple diez años en este 2024 y el festejo arrancó con la primera proyección del documental “Descartados, Al margen de la basura”.   

En el año 2013 se produjo el vaciamiento del Diario El Atlántico de Mar del Plata, uno de los dos con los que contaba la ciudad y más de cuarenta personas quedaron sin empleo. Entre ellas, un grupo de periodistas que decidió seguir haciendo periodismo, creó una cooperativa y fundó Qué Digital. 

El nacimiento del medio, el periodismo como empresa, la objetividad, el paso por El Atlántico y las dificultades de la autogestión fueron algunos de los temas a los que se refirió la editora de Qué Digital, Julia Drangosch, en un diálogo con Región Mar del Plata. 

El documental

Descartados nació porque al tema del tratamiento de los residuos lo habían trabajado de forma coyuntural y querían hacer algo en profundidad. “Es difícil sostener un medio de actualización diaria y, en paralelo, encarar una investigación de este tipo era complicado pero cuadró todo. Fue en el marco de un financiamiento de google que habíamos conseguido a fines de 2022 para encarar dos proyectos periodísticos. Este documental y otro trabajo sobre los barrios populares y la vivienda digna en Mar del Plata”. 

Fue una manera de empezar con la celebración de los diez años que cumplen el 1º de octubre. Con un “periodismo que apueste por una transformación, plantee inquietudes, abra interrogantes y genere diálogos. Sentimos que hay un poco de tarea cumplida, que se pudo poner sobre la mesa qué hacemos con la basura. Por otro lado, está la importancia de visibilizar a las personas que trabajan en el reciclado, un sector informal desprovisto de derechos con una situación de aprovechamiento (a propósito o no) del municipio de no tener que destinar prácticamente recursos para eso”.

Descartados ahonda sobre la ausencia de políticas públicas y las contradicciones que se evidencian. Por ejemplo: el dinero que la municipalidad destina a la empresa que recolecta los residuos y lo que recibe la cooperativa CURA y, también, en una de las deudas “que es la dignificación del laburo del cartonero, el carrero o la carrera”.  

Por eso, cuenta la historia de personas que se dedican al cartoneo. “No es lo mismo hablar de los cartoneros que verle la cara a Daniel, Andrea y Valeria y saber lo que implica para ellos el día a día. Buscábamos eso. Sentimos que se empezó a generar diálogo y me parece que un poco es lo que uno busca cuando hace este tipo de trabajos periodísticos”.

Tras el documental, el tema no solo regresó a la agenda sino que el municipio lanzó una campaña de separación en origen en Sierra de los Padres y pareciera que recogió el guante. 

Los años más complicados

Luego, Drangosch recordó los inicios y sostuvo que el camino era desconocido aunque el armado de la cooperativa y el trabajo autogestivo se dio de manera natural. “Ser tu propio jefe es un arma de doble filo, no es sencillo. Los primeros años fueron los más complicados. No teníamos sueldo y trabajábamos en otros oficios para sostenernos”. 

Las jornadas se extendían por doce o trece horas. “Fue un aprendizaje grande en todos los ámbitos”, dijo y enumeró las dificultades que afrontaron como el paso de la gráfica al periodismo digital en un momento en que cambió la forma de generar noticias, de compartirlas, las redes sociales y creció mucho la competencia. “Cuando salimos no había tantos medios digitales como ahora entonces fue aprender a convivir con eso y a buscarle la vuelta para seguir vigentes, tratando de innovar y ver cómo podíamos hacer algo distinto”

El Atlántico como escuela 

Para Drangosch, el paso por El Atlántico funcionó como una escuela. “Fue mi primer trabajo, el que me permitió independizarme. Fue un aprendizaje muy grande acerca de cómo se cocinan las noticias, de las cuestiones más básicas del periodismo, cómo se trabaja, cómo salir a hacer una nota, el trabajo con los reporteros gráficos y toda esa articulación que tiene que ver con el detrás de la noticia. Y fue lo que me permitió llegar a donde estoy hoy porque en ese contexto conocí a muchos compañeros con los que iniciamos este proyecto”.

Si bien aquel diario les mostró las cosas más reconfortantes del periodismo y los confirmó en lo que habían elegido como profesión, también los confrontó con lo que no les gustaba del oficio. “Las cuestiones políticas y empresariales que hay detrás, el manejo de la información como una mercancía. El manoseo no nos gustaba y fue lo que quisimos combatir desde nuestro espacio”. 

Romper con la lógica del periodismo empresa 

Entre esas cosas, además, destacó que al estar en relación de dependencia eran números y la empresa quería que representaran el menor costo posible. “Aprendimos también qué era lo que queríamos hacer y qué era lo que no queríamos hacer. Por eso elegimos conformarnos como cooperativa y romper con esa lógica del periodismo empresa o del periodismo desde ese lado más capitalista”. 

Con todo ese bagaje, desarrollaron otra forma de hacer periodismo. “Para nosotros hay algo muy natural que tiene que ver con la esencia del periodismo que es la curiosidad, las ganas de contar realidades que muchas veces quedan en un segundo plano por otros intereses, por decisiones o por el motivo que sea. Nosotros decimos que por cada noticia, por cada publicación que hay en Qué Digital, hay un interés genuino por contar esa historia”. 

No obstante, hay una mirada, una línea editorial. “Sabemos que la objetividad no es tal: todos tenemos una forma de pararnos frente al mundo. De alguna manera, tenemos una coincidencia, ciertas cosas básicas que compartimos todos los que conformamos este equipo respecto de a dónde pararnos. Sobre todo, a nivel social. Lo que contamos es lo que vemos y queremos reflejar sin que haya un interés político empresarial que no sea el interés natural por la noticia en sí”.

Es una forma de trabajar que les trajo dificultades para generar acuerdos comerciales que sostuvieran el proyecto pero “hay una convicción”, indicó la editora y agregó: “Consideramos que el derecho a la información es un derecho humano y cuanto más informada esté la sociedad puede tomar mejores decisiones. A eso apelamos y es el lugar donde elegimos estar”. 

La autogestión para la que nadie los formó

En los institutos y facultades de periodismo no abunda la preparación para la autogestión aunque cada vez son menos las personas que pueden conseguir un trabajo en relación de dependencia y cada vez más los proyectos autogestivos. “Es una gran falencia de la formación. También hay una cuestión a nivel secundario y educación general sobre como salimos al mundo y lo desprotegidos que estamos”, dijo Drangosch. 

Por eso, los integrantes de la cooperativa tuvieron a que aprender, no alcanzaba solo con hacer periodismo, tenían que generar recursos. “Empezamos a destinar a ciertas personas a las tareas más alejadas del periodismo pero que tenían que ver con la gestión del medio, generar publicidad, facturar, pagar impuestos”.

Tenían toda la estructura de una empresa más allá de que se habían constituido como  cooperativa. También contaron con su propia curiosidad y con capacitación. “Buscamos  oportunidades. Hay una red muy interesante a nivel nacional pero también regional y global que tiene que ver con el fomento del periodismo independiente y los medios autogestivos y hay muchas oportunidades no solo en términos económicos sino de poder acceder a capacitación”.

 


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